Elásticas

Haciéndose eco de la voluntad de Joyce de plagar el Ulises de trampas y tropiezos interpretativos, el editor ordenó ahorrar en pegamento. Lo que se obtiene es el más coherente e irrespetuoso paratexto: un libro frágil cuyas páginas se escurren de mis manos cada vez que intento terminar de entenderlo. Si algún día me toca en suerte perder hojas de este ejemplar que guardo entre bandas elásticas en un lugar estratégico de mi madriguera, espero no olvidarme que en el capítulo cinco se puede leer tremendo párrafo:

Disfrutar de un baño ahora: limpio pesebre de agua, fresco barniz, la suave y tibia corriente de agua. Este es mi cuerpo.
Entrevió su cuerpo pálido recostado del todo, desnudo, en un útero de calidez, aceitado por un fragante jabón, lavado suavemente. Vio su tronco y extremidades rotondulando y sostenidos, boyando ligeramente hacia arriba, amarillo-limón: su ombligo, capullo de carne: y vio los oscuros rizos enredados de su vello púbico flotando, flotante cabello de la corriente alrededor del fláccido padre de miles, una lánguida flor flotante.

4 comentarios:

  1. Ah, que libro! Una vez escuché decir que no se podía considerar como culta a una persona si no había terminado de leer Ulises.
    Yo hasta ahora no pude terminarlo.
    Siempre recuerdo que transcurre un 16 de junio, mi fecha de nacimiento.
    Saludos!

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  2. la sra de los pasillos29 de marzo de 2011, 5:49

    Uno de los grandes misterios de la humanidad es saber quién ha leído completo al Ulises (y quién lo entendió). Desde ahí, quizás los libros no se hayan escrito para ser entendidos ni leídos totalmente. Uno puede zambullirse allí durante toda su vida y salir cada vez, refrescado.

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  3. dos opciones
    1- lo encontraste.
    2- tenes una memoria increible.

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  4. a veces creo que el mismo Joyce se propuso derrotarnos intelectualmente. Como si se tratara de un crucigrama irresoluble pero inevitable.

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