
La O es el ombligo de Eva y el asterisco de Adán. No hay razón para temerle: sus cosquillas remueven tus vasos sanguíneos y despejan la equis de tus lindos cromosomas.
Salvemosla del olvido, del oprobio, del otorrino. La hunden los Ellos, los Elefantes verdes, los Empleados públicos.
La O está abierta y esperanzada. Desea que vayas a insolentarte, a faltarle el respeto amorosamente, a darte confianza.
Sábados y Domingos de Agosto.
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Genial
ResponderEliminarMe gusta la idea de ese vacío que instaura la O, como la vasija ordena el aire.
ResponderEliminaral fin y al cabo, todo es geometría
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