La danza intermitente

Mientras espera que se llenen sus pulmones intangibles de aire o de esperanza, cierra los mĂșltiples ojos y trae a su mentecita el recuerdo de aquĂ©l ritual de apareamiento que la habĂ­a deslumbrado. Gozaba de sus movimientos, de su vuelo oscilante, del zumbido excitado, como si de eso se tratase existir. Ya recuperado su aliento, agitarĂĄ cada mĂșsculo de su cuerpo para librarse del encordado viscoso en el que quedĂł atrapada hace un dĂ­a –o una vida–. Se esfuerza, zumba, chilla descontrolada hasta vaciarse otra vez de energĂ­a.
Al ver que se acercan los ocho muslos peludos, toma aliento lentamente. Y es difĂ­cil precisar si lo hace para un nuevo intento de escape o para recordar en paz la danza que todavĂ­a le llena el pecho de vida.

1 comentario:

  1. Me ha recordado el misterioso apareamiento de algunos insectos. Creo que el de las hormigas sigue un ritual parecido. ¿O eran las abejas? En todo caso todo un ritual maravilloso de apareamiento.
    Un abrazo :)
    Romek

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