Mientras espera que se llenen sus pulmones intangibles de aire o de esperanza, cierra los mĂșltiples ojos y trae a su mentecita el recuerdo de aquĂ©l ritual de apareamiento que la habĂa deslumbrado. Gozaba de sus movimientos, de su vuelo oscilante, del zumbido excitado, como si de eso se tratase existir. Ya recuperado su aliento, agitarĂĄ cada mĂșsculo de su cuerpo para librarse del encordado viscoso en el que quedĂł atrapada hace un dĂa –o una vida–. Se esfuerza, zumba, chilla descontrolada hasta vaciarse otra vez de energĂa.
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Me ha recordado el misterioso apareamiento de algunos insectos. Creo que el de las hormigas sigue un ritual parecido. ¿O eran las abejas? En todo caso todo un ritual maravilloso de apareamiento.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Romek