Doble articulación

Kafka / La Madriguera

Si algo se puede decir de aquellos textos bastardos que se han publicado inconclusos es que todo lo que el autor olvidó mencionar o corregir, incluso todo lo que el autor se llevó a la tumba y no logró poner en el papel, termina siendo parte del mismo texto. Como miembros cuyo fantasma no deja de aparecer. Ejercen el poder de la elipsis, son reyes del vacío que gravitan en torno a constelaciones inacabadas dandoles la forma que el lector crea poder darles. 
La Madriguera, de Franz Kafka es uno de esos ejemplos. Es un cuento sin final, porque se han perdido las últimas páginas, donde supuestamente el bicho protagonista se enfrenta con un enemigo que venía acechándolo hace rato. Pero en cierto sentido, tampoco tiene un principio, puesto que la acción no existe ni puede señalarse en el texto. Apreciamos, en cambio, muy leves alteraciones de humor, intensidades en su paranoia, y un abanico de posibles metáforas que fueron el manjar de los críticos de la Metamorfosis. 
Así y todo, prefiero ese hormigueo de lo ausente. Prefiero al autor despojado incluso de su autoría, porque fuera cual fuese su intención (in-tensión), el Silencio le arrebató la mano del tipógrafo para evitar que pusiera un punto final a lo que no debe tenerlo.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. La magia que tiene un cuento sin final, es como darle alas a tu imaginación para terminarlo de todas las maneras posibles.
    Como bien dices, dentro de el arte de escribir, a veces lo que no se escribe expresa más o atraviesa más al lector que lo que está escrito...
    Que blog más interesante, nos pasaremos más veces!!!
    Un saludín, GoBri!!!

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